Un buen padre

Un buen padre

viernes, 27 de mayo de 2011

martes, 11 de noviembre de 2008

Datos para maestro

La importancia del deporte y el Ocio en nuestros pequeños

El aprendizaje de los niños no sólo tiene lugar en el interior de las aulas. En los recreos y tras la jornada escolar, los patios de los colegios se transforman en una clase al aire libre donde se desarrollan juegos, carreras y competiciones deportivas. Incentivar en nuestros hijos la práctica habitual del ejercicio físico es un hábito saludable que contribuye a un mejor desarrollo físico, afectivo y cognitivo de los pequeños de la casa.
"El niño que no juega no es niño", escribió el poeta Pablo Neruda. A estas edades, por tanto, resulta esencial que el chaval perciba la práctica deportiva como una actividad lúdica, como un juego. Ejercicio y diversión deben caminar siempre de la mano. Eneko Larumbe, especialista en Psicología Deportiva, destaca que los deportes más adecuados son "aquellos en los que los niños se sienten bien, se divierten, obtienen satisfacciones, aprenden algo y mejoran. Y estas características son válidas independientemente del tipo de deporte".
Por tanto, si entendemos el deporte infantil como un juego, los niños pueden comenzar "desde edades muy tempranas" a practicar alguna modalidad, "aunque todo depende de la capacidad motriz y la coordinación del pequeño", apunta el experto. A partir de los dos años, es aconsejable que vayan a clases de psicomotricidad para desarrollar habilidades como la percepción espacial, la agilidad y el equilibrio. La natación, por ejemplo, es muy adecuada para esta primera etapa, porque además de facilitar el desarrollo físico fomenta su independencia y autonomía.
Cosa de tres
La elección del deporte depende de múltiples factores. Y aunque las preferencias del niño tengan una importancia primordial, ésta debe realizarse de forma conjunta entre el pequeño, los padres y el entrenador. Un triángulo en el que debe existir una "perfecta coordinación" para que la práctica deportiva sea lo más beneficiosa posible, ya que "cuando el entorno no es el apropiado, el niño se siente incómodo y puede acabar tirando la toalla, al margen de que el deporte le resulte muy atractivo", advierte Larumbe, director del portal especializado Psicologiadeportiva.net
Lo aconsejable es que pruebe y practique diferentes deportes. Algunos le resultarán más atractivos y otros se ajustarán mejor a sus aptitudes físicas. En cualquier caso, la implicación de los padres y su apoyo es un elemento "esencial" para que el niño se aficione al deporte y convierta su práctica en un hábito para el resto de su vida.
Todos conocemos los beneficios físicos que reporta la práctica de deporte a cualquier edad: fortalece los músculos y huesos, mejora el funcionamiento del sistema cardiovascular, etc. En la infancia, es el mejor antídoto contra la obesidad, una enfermedad que afecta al triple de niños españoles que hace 15 años, como consecuencia de un estilo de vida basado en el sedentarismo y las dietas hipercalóricas. A estas edades, el ejercicio físico también puede ser "un magnífico vehículo para el desarrollo psicológico de los pequeños", asegura Larumbe. Por ejemplo, a través del fortalecimiento de la autoconfianza o la capacidad para tomar decisiones. Al mismo tiempo, la práctica deportiva les enseña a aceptar compromisos y asumir responsabilidades, tanto individual como colectivamente.
"En este sentido –añade el experto–, también puede servir para desarrollar habilidades sociales y para aceptar el resultado, sea éste positivo o negativo, facilitando el desarrollo de habilidades para la superación. Y, con la orientación adecuada, es posible fomentar el desarrollo de valores".
¿Individual o colectivo?
Por regla general, los deportes colectivos –baloncesto, fútbol, balonmano, voleibol, etc.– contribuyen a potenciar las habilidades sociales del niño, ya que implican trabajo en equipo y el desarrollo de estrategias conjuntas para la consecución de un objetivo común. Por su parte, los deportes individuales, como la natación, el tenis, el atletismo y las artes marciales, fomentan la capacidad de superación e inculcan en el pequeño la importancia del esfuerzo personal.
Sin embargo, indica Eneko Larumbe, esta categorización tiene una "importancia relativa". En su opinión, hay otro aspecto tan decisivo como el tipo de deporte: "El papel que desempeñan padres y entrenadores. Así, es posible que un deporte individual desarrolle las habilidades sociales y uno de equipo no lo haga, porque también entran en juego variables como la forma en que el entrenador dirige los entrenamientos, cómo conversa con los niños, qué actitudes y conductas fomenta en los pequeños...".
Competición saludable
La práctica de cualquier deporte tiene un aspecto lúdico, pero también una vertiente competitiva. Larumbe advierte de que, si bien los niños pueden comenzar desde sus primeros años de vida a participar en juegos relacionados con el ejercicio, "el deporte orientado a la competición debería esperar un poco más". En las competiciones infantiles "resulta imprescindible adaptar el modelo de entrenamiento y las normas del juego a las características de los pequeños", concluye.
Hay quien advierte del riesgo de que el deporte escolar se contagie de la mentalidad competitiva que reina en la sociedad. ¿Es positiva una cierta competitividad a esta edad? Larumbre explica que "hay dos vías en las que el niño puede manifestar su interés por el deporte. Por un lado, una motivación centrada en competir para conseguir un mejor resultado que los demás. Por otro, una motivación centrada en los retos con respecto a uno mismo. Es labor de los adultos observar qué dinámica predomina en las competiciones y entrenamientos y, por lo general, suele ser interesante potenciar que el niño esté más centrado en las tareas que en los resultados, especialmente en aquellos deportes en los que el resultado se valora de forma muy inmediata".
Martín FizAtleta y ex-campeón del Mundo de Maratón. Amigo de FUNDACIÓN EROSKI.
Los padres tienen la llave
¡Ay, ay ay! ¡Que el problema lo tenemos en casa! Tengamos en cuenta una cosa: los responsables de que nuestros menores practiquen o no ejercicio físico somos nosotros, los padres. No sólo las estadísticas dicen que ha aumentado el número de niños sedentarios, sino que se palpa en el ambiente. Al joven es fácil convencerle: sólo necesita un empujoncito. Vamos a estimularle: ¡Chaval, estás capacitado para hacer cualquier cosa! Entonces, el joven se crece, se siente válido e intentará enfrentarse a nuevos retos. Claro está, si empezamos diciéndole: "Hijo, que eso es muy duro, que no te va a dar de comer...", le acomodamos, hacemos de él un ser materialista y poco sacrificado. Nuestro cometido es fortalecerle anímicamente para que esté bien físicamente. Èste es el camino.
Cada chico es diferente. Hay que dejarles practicar lo que más les guste; no importa que no sea un 'crack' o carezca de cualidades. Lo importante es que disfrute y, a la vez, se relacione con otros compañeros que, como él, tienen las mismas inquietudes. Y éstas no deben ser otras que pasarlo bien y buscar el equilibrio físico y mental. Estoy convencido de que muchos jóvenes tienen un impresionante potencial para la práctica de una actividad deportiva que ellos mismos desconocen y que, sin ser esclavos ni profesionales del deporte, seguro que les haría ‘millonariamente’ felices.
Socialmente, cometemos el error de meter por los ojos el dar patadas a una pelota con esa estúpida intención de: "A ver si me jubila este niño..". Qué gran error. Dejémosle que él elija lo que más le gusta y luego añadamos unas semillitas de motivación. Los primeros frutos no tardarán en percibirse, y podréis ver cosas como felicidad, autoestima, compañerismo... Grandes valores de nuestra sociedad.
Que sean nuestros pequeños los que elijan su camino y no nosotros, los padres. Que practiquen toda clase de deporte (tenis, fútbol, balonmano, atletismo, natación, kárate...) y que, de esta manera, encuentren el que más les llene. Y el que no practica deporte es porque no quiere.

Conceptos de familia

1. Grupo de personas emparentadas entre sí que viven juntas.
2. Conjunto de ascendientes, descendientes, colaterales y afines de un linaje.
3. Hijos o descendencia.
4. Conjunto de personas que tienen alguna condición, opinión o tendencia común. Toda la familia socialista aplaudió el discurso.
5. Conjunto de objetos que presentan características comunes.
6. Número de criados de alguien, aunque no vivan dentro de su casa.
7. Cuerpo de una orden o religión, o parte considerable de ella.
8. Grupo numeroso de personas.

martes, 23 de septiembre de 2008

El amor no es lo que mueve el mundo. El amor es lo que hace que el viaje merezca la pena


El colegio y sus celebraciones

Una buena acción nos conecta con la bondad de Dios, incrementa lo que está correcto en el mundo, disminuye la enajenación y el pecado, ayuda a nuestro prójimo, refuerza nuestra autoestima y enriquece a todos, incluídos nosotros mismos.



Momentos en familia

Los elementos morales del hombre son comparables a los cimientos de un edificio: soterrados en la profundidad del suelo, no se les puede ver, y sin embargo, ellos son los que sostienen la carga.


martes, 16 de septiembre de 2008

Los derechos de los niños

ES una guía de videos que enseñan a los niños sus derechos de una forma divertida.